Raúl Fernández Aparicio |
Educación:
• 2015-presente. Doctorando en Historia del Arte (Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED). Título provisional de Tesis: El rumor de las masas: La estela de Goya, Munch y Ensor en las Multitudes de Antonio Saura. • 2013-2014. Máster Universitario en Métodos y Técnicas Avanzadas de Investigación Histórica, Artística y Geográ ca (UNED). Tesis de máster: Del retrato a la multitud. Una aproximación a los temas de Antonio Saura. • 2009-2013. Graduado en Historia del Arte (UNED). Trabajo n de grado: Abstracción en blanco y negro. El bicromatismo en la pintura gestual abstracta desde 1945. Publicaciones: • 2015. “Antonio Saura”, Enciclopedia EspaUSA, Universidad de Alcalá de Henares, Instituto Franklin. • 2015. “Khalil Rabah y el museo desubicado”, Notas y Reflexiones, no 7, noviembre 2015. • 2015. “Saura y las Multitudes: de Goya a Munch”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie VII, no 3 (Nueva época), UNED, 2015, pp. 101-125. Presentaciones en Conferencias: • 2015. “‘Everything is self-portrait’: Munch and Van Gogh in Saura’s serial working”, Simposio “Munch : Van Gogh”, Museo Van Gogh, Ámsterdam, Países Bajos, noviembre 2015. • 2014. “Unde ned crowds. Non- nito in Spanish Art from Goya to Antonio Saura (via Munch)”, Conferencia Internacional “Finito/non nito: intentionality and the modern fragment”, Universidad de Oslo y Museo Munch, Noruega, noviembre 2014. Becas: • 2012-2013. Beca de Colaboración con el Departamento de Historia del Arte de la UNED. Tutoras: María Dolores Antigüedad del Castillo–Olivares y Genoveva Tusell García. Trabajo de investigación: Edvard Munch y la Exposición del Sonderbund de Colonia de 1912. |
multitudes marginales |
El “rumor de las masas” que incitó a Antonio Saura a pintar sus Multitudes fue el mismo que en su día percibieron Goya, Munch y Ensor. Saura recogió el testigo de la representación de las masas inde nidas en un momento en el que estaba claro el gran poder de las muchedumbres y su implicación en los logros y los desastres del siglo XX. “Goya, Munch y Ensor son, quizás, los pintores que mejor han percibido el pavoroso y fantástico rumor de las masas”, escribió Saura, y con ello demuestra que sabía muy bien el papel que habían tomado las masas desde Goya, unas multitudes muy diferentes a las que, hasta entonces, se habían representado en el arte occidental. Ahora eran aglomeraciones de gente inde nida, de desheredados, de parias, de monstruos, de multitudes marginales que daban un paso adelante para mostrarse al mundo y apropiarse del centro de la escena. Por encima de brujas y procesiones de Goya, de masas alienadas y aterrorizadas de Munch y de acumulaciones de máscaras de Ensor, se alzan las Multitudes de Saura como un compendio de todas las anteriores, como un registro de las “grietas de una próspera sociedad burguesa”. El abismo que podemos intuir en esas imágenes es aquel hacia donde se precipita la modernidad. La masa se convierte en un conjunto, en una individualidad en sí misma dentro de la colectividad, en una “sola gura masiva”. La mayoría de los análisis que se han hecho hasta ahora de las masas —tanto en el terreno sociológico como artístico—, tienden a centrarse en las consecuencias de la aglomeración de gente en las ciudades de la revolución industrial y, posteriormente, con progreso técnico y tecnológico del siglo XX. El âneur, la luz eléctrica, los bulevares, los medios de transporte, el hacinamiento de los barrios obreros, etc.: la multitud es hija de todo eso. Pero, ¿dónde quedan Goya, Munch, Ensor y Saura en ese discurso? Hay que ir por otro lado, entonces. Hay que elaborar un discurso donde la masa no sea algo que surge en el siglo XIX al abrigo de las ciudades industrializadas, sino una inquietud atemporal, una aglomeración sin momento histórico, que causa pavor y fascinación desde que dejamos de ser seres unicelulares para ser seres sociales que buscan “la seguridad de la multitud”. Las multitudes abandonan, por lo tanto, el margen de la sociedad para apropiarse del centro del discurso cultural del siglo XX. |